domingo, 23 de febrero de 2014

No hay cuchillas que frenen el ansia de vivir

Ayer, 22 de febrero de 2014 se celebraba el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado en Colliure, Francia. Antes de que se cumpliera el mes desde que cruzara la frontera por el paso de La Junquera perdió la vida en el hotel Bougnol-Quintana. Su madre, con quien había iniciado la huida desde Barcelona, le sobreviviría tan solo tres días. Su hermano Manuel supo de su muerte en la peluquería por puro azar.
La historia triste de dos emigrantes, refugiados de guerra, perdida en el océano de la historia.

Ayer, 22 de febrero, en la plaza de El Educador, en Almería, había convocada una concentración y recogida de firmas para pedir un control fronterizo acorde con los Derechos Humanos y la retirada de las cuchillas llamadas concertinas. Entre los convocantes: Amnistía Internacional, la Asociación Unificada de Guardias Civiles, los jesuitas del Centro Indalo Loyola, Almería Acoge, los Padres Blancos de Roquetas, algunas congregaciones religiosas y Círculo de Silencio de Almería entre otras organizaciones.

















Amparados bajo el lema : NO HAY CUCHILLAS QUE FRENEN EL ANSIA DE VIVIR (extraído de la carta de Monseñor Santiago Santiago Agrelo a Jorge Fernández, ministro del interior), todas las personas y organizaciones presentes clamaron por la retirada inmediata de las concertinas ante la presencia de los viandantes y de los medios que se interesaron por la cita.


 Miembros de la AUGC explicaron cómo estas cuchillas, además de no ser disuasorias, causan un daño mucho mayor que el alambre de espino y además parten de la consideración de que quien se enfrenta a ellas es siempre un criminal o un enemigo de guerra.



Los almerienses pudieron comprobar cómo estas cuchillas tienen un "efecto anzuelo" ya que se enganchan en la carne y la rajan sin causar tanto dolor como el alambre de espino por lo que el que se "enzarza" en ellas, lejos de detenerse, sigue avanzando produciéndose heridas de diversa gravedad. 


Quienes asistimos pudimos comprobar cómo las cuchillas tienen aproximadamente el doble de grosor que una cuhilla de afeitar por lo que resultan tremendamente dañinas. Hay que imaginarse que las cuchillas están trenzadas en dos espirales conjuntas en las que con frecuencia quedan atrapadas prendas de vestir, calzado, guantes e inluso jirones de piel y de carne.

Vecinos almerienses comprueban la peligrosidad de las concertinas
Muchos de los que por allí pasaron se prestaron a estampar su firma en el documento que finalmente se presentó ante la Subdelegación de Gobierno, otros tantos pasaron de largo sorteando tanto a los voluntarios que pedían firmas como el trozo de concertina expuesto sin ni siquiera mirarlo de reojo. Una suerte para los que hemos nacido a este lado del Mar Mediterráneo.

Un miembro de la AUGC atendiendo a periodistas de Canal Sur


Otro grupo de personas se mostraban francamente molestas por los que nos concentrábamos allí. Nos decían que esas cuchillas llevan mucho tiempo y sugerían que la protesta tenía un carácter claramente partidista. Por más que les informábamos de quiénes eramos los que estábamos allí y de cuáles eran las organizaciones convocantes no cambiaban de opinión.



 Les informábamos de que las cuchillas fueron instaladas por primera vez en 2005, con gobierno socialista y retiradas por la presión ciudadana y que ese, y no otro, era nuestro objetivo. Se mostraban visiblemente sorprendidas por la presencia de la asociación de guardias porque entendían que aquello era una manifestación contra el gobierno y la Guardia Civil, pero aún así no variaban de parecer. Y no firmaban.


Otros decían que las muertes que se producían en la frontera eran inevitables: "son como las guerras". Y tanpoco firmaban.


Sea lo que sea lo que nos muestren: dolor, injusticia, pobreza, miseria, enfermedad..., no nos conmoverá si no dejamos que lleguen a nuestras entrañas esas imágenes o palabras, si no vemos en el OTRO a nuestro SEMEJANTE y HERMANO.

Si hemos ocupado nuestro corazón con ideas inamovibles y con extrañas lealtades a logotipos y banderas, a emblemas, a sentencias perennes..., entonces veremos siempre un canal de huida, una justificación, una excusa para nuestra indiferencia.




Estampar una firma o no hacerlo no deja de ser un símbolo, una muestra de por dónde andan nuestras simpatías y nuestros compromisos. Si tuviéramos que extraer una conclusión de cómo estamos de sensibilidad hacia la imigración a tenor de lo que ayer ocurrió, diría que padecemos una ceguera y una sordera social que preocupa.

Nos manifestamos por la educación pública SI NOS TOCA, nos manifestamos por la sanidad SI NOS TOCA, nos manifestamos por la dependencia SI NOS TOCA, nos manifestamos por la igualdad SI NOS TOCA, nos manifestamos por la cultura SI NOS TOCA y, claro está, nos manifestamos por los Derechos Humanos SI NOS TOCA, y como los inmigrantes sencillamente no nos tocan nada pasamos de largo.

¿Cuál es esa vía de escape que escoge nuestra conciencia para no sentir las muertes, para no sentir el dolor del OTRO, para no conmoverse con la injusticia y la explotación?

Rafael Yuste, superior de los jesuitas en Almería atiende a La Voz de Almería
¿Qué estraño mecanismo de la mente nos hace creernos propietarios de la tierra que pisamos, de la lengua que hablamos, del aire que respiramos?


¿Quién nos da o nos quita el derecho a vivir o a trabajar en un lugar determinado?


Si no hay respuesta o si la respuesta es que el responsable de todo esto es el azar... pregunto: ¿qué absurda y macabra lotería es esta que aceptamos sin rechistar los afortunados y que no entendemos que no quieran aceptar los que salieron perdiendo en el reparto. 

El hambre no puede ser explicada desde las leyes del azar. No podemos contentar nuestras conciencias diciéndonos que hay pobres y ricos y ya está.


El discurso facilón de que hay que frenar la inmigración ilegal cala hondo entre las clases más populares, pero también entre los pequeño burgueses. La afluencia de noticias estos días en las que predominan palabras como hordas, avalancha, paro, ilegal, 30.000... son una ofensiva en toda regla desde la prensa controlada (que es casi toda).

Portadas comentadas por Juan Luis Sánchez en su página
 
No es casualidad que el 13 de octubre de 2005, tras la muerte de 5 personas en la frontera de Marruecos con Melilla se sacara a pasear el mismo fantasma de los 30.000 inmigrantes dispuestos a saltar la valla sin inmutarse, quitarnos nuestros trabajos (que no queremos), casarse con nuestras hijas (las mujeres, si vienen a ejercer la prostitución preferiblemente en burdeles o en barrios de las afueras que pasen) y acabar con nuestra religión (que ya no profesamos pero que es nuestra), nuestra cultura (que es mejor y además no se ha mezclado nunca), etc., en un abrir y cerrar de ojos. ¡Venga ya hombre!


Hay esperanza, no obstante. 

Muchas personas se acercaron, firmaron, conversaron con los voluntarios. Cubrieron las cuchillas dibujadas con corazones y en ese sencillo gesto pusieron todo su deseo. Y ya se sabe que los deseos son el motor de la voluntad, la semilla de la que germinan las acciones.




Los voluntarios podrían decir más de lo que sintieron y pensaron cada vez que alguien aceptó pararse y firmar, o cuando atendieron a la llamada de atención: "Señor, ¿ha visto las cuchillas que hay instaladas en las vallas de la frontera de Ceuta y Melilla? y respondieron mirando hacia donde el dedo señalaba y exclamaron "¡Qué horror, qué horror!", pero seguían caminando.




Yo a ratos pensaba en lo que les escribiría en este blog y a ratos en el verso que encontraron en la chaqueta del poeta sevillano: Estos días azules y este sol de la infancia.


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