Hay concentraciones de todas las clases y contra todo.
Nosotros nos concentramos a favor de la convivencia, de la
paz, de la hospitalidad y de la solidaridad.
A favor de nuestros vecinos, de su felicidad, porque también
es la nuestra (y algunos de ellos lo están pasando muy mal).
Nos concentramos a favor de la igualdad de derechos entre
personas, sin ninguna distinción por razones de sexo, creencias religiosas,
etnia o nacionalidad.
A favor de los niños y de los jóvenes; a favor de su derecho
a una formación y a un futuro digno.
A favor de los mayores y de su derecho a ser reconocidos
como personas cargadas de valía y experiencia dentro de nuestra comunidad.
A favor de los padres y de las madres; a favor de las
familias en toda la extensión de la palabra y tal y como cada uno la concibe.
A favor de los inmigrantes y agradecidos con ellos por haber
contribuido con su trabajo al florecimiento de esta tierra.
A favor de la justicia. A favor de la naturaleza. De la
mujer, del hombre. De la pequeña empresa familiar, del autónomo, del
desempleado. A favor de todos los que se desviven por otros, con otros.
Lo hacemos desde ningún credo y desde todos, desde ninguna
ideología y desde todas.
Lo hacemos en círculo porque no importa cuántos se sumen, no
se romperá la simetría.
Simplemente venimos aquí a decir estas pocas palabras y
después permanecer en silencio alumbrados por estas velas durante media
hora para meditar, para pensar o para rezar con esas palabras.